América Latina y los países emergentes y en desarrollo están siendo presionados a condenar la invasión militar de Rusia a Ucrania en diversas instancias internacionales. El problema no radica en condenar iniciativas bélicas, sino en las presiones que ejercen las potencias occidentales, en particular EE. UU., con relación a declaraciones que exacerban y prolongan el conflicto y, por ende, la crisis económica.
El jueves pasado, Rusia fue expulsada de la OEA, en su condición de Observador Permanente, que mantenía desde 1992. La tercera Resolución referida a la intervención militar rusa, aprobada por este organismo, ha recibido menos apoyo de la región que las dos anteriores. Fueron ocho los países que se abstuvieron: Argentina, Bolivia, Brasil, El Salvador, Honduras, México, San Vicente y las Granadinas. El Perú, junto a otros 24 –incluido Juan Guaidó, pues Venezuela renunció a la OEA en 2017–, apoyaron la propuesta norteamericana presentada por Guatemala.
La embajadora de México ante la OEA planteó a ese Consejo Permanente “si la expulsión facilitará la búsqueda de una solución o serviría solamente para aumentar la colección de resoluciones que no resuelven nada”. El representante de EE. UU., como si representara a monjes del Tíbet, dijo que esta sirve para demostrar que la OEA no será asociada con países que registran valores y principios contrarios a los de la organización. “Tenemos derecho a determinar con quién nos aliamos. Mientras Rusia tenga sangre ucraniana en sus manos, no es bienvenida a nuestra mesa”.
El representante ruso criticó que durante la sesión no se le haya permitido comparecer, ni antes ni después de la votación, sobre el documento y destacó que las prioridades comunes actuales son la recuperación económica tras la pandemia y que, por el contrario, “estamos presenciando intentos destructivos de sembrar nuevas líneas divisorias en América Latina en nombre de la conocida Doctrina Monroe, que apunta a una campaña concertada destinada a aislar a Rusia en el escenario internacional”.
Un día antes de su expulsión de la OEA, varios ministros de Economía y gobernadores de Bancos Centrales (Estados Unidos, Canadá, Reino Unido) reunidos en Indonesia, en el marco del Grupo de los 20, se retiraron para protestar por la presencia de Rusia. Los representantes de América Latina (Argentina, Brasil y México) permanecieron en sus lugares, al igual que los de Sudáfrica, India, China, entre otros.
Ariela Ruiz Caro