Llegó. Es el partido más esperado. Y el día en que chocan los planetas (15.00 hora boliviana). Pasaron trece días desde el partidazo en la ida hasta esta revancha donde ocurrió de todo. ¿De todo? No pasó nada, afortunadamente. Al menos, nada grave: no hubo desbordes irracionales ni actos abominables. Solo, la espera. Una tensa espera..
Pareciera que los amantes de estos dos gigantes del fútbol -River y Boca; Boca y River- hubiesen comprendido que esto se trata de un partido de fútbol que no es «de vida o muerte». Una final que nació en un barrio, se extendió por el país y hoy se transformó en una final continental.
Será a las 17 en un Monumental colmado. Que siga transitando esos carriles después del resultado es el deseo. Unos festejarán, otros se lamentarán… Así es el fútbol. Pero no es la vida. O mejor dicho, un partido de fútbol -por más que se jueguen la final de la Copa Libertadores de América- no tiene por qué cobrarse la vida de nadie. Ni siquiera de aquellos que sufren del corazón.
Precisamente, como este partido no tiene precedentes, River preparó un operativo de prevención con un equipo conformado por 9 ambulancias, 24 puestos sanitarios y más de 150 profesionales de la salud. Además, el estadio Monumental contará con 16 desfibriladores externos automáticos listos para ser utilizados en caso de una emergencia (ojalá no hagan falta). El otro operativo, el de seguridad, tendrá la asombrosa cifra de 2000 efectivos afectados al partido./El Clarin.